¿Sabes cómo actuar frente a quemaduras?
Todos estamos afectos a tener quemaduras de cualquier tipo, es por esto que es de suma importancia el saber cómo actuar frente a estos accidentes que posteriormente van a ser tratados por cirujanos plásticos en las urgencias.
En caso de quemaduras aconsejamos poner la zona afectada bajo un chorro de agua fría durante algunos minutos.
Sabías que el agua fría usada inmediatamente al accidente limita la acción de la energía térmica sobre los tejidos.
Luego cubrir con un paño, toalla o sábana limpia y trasladar a la persona a un servicio médico cercano.
¿Qué sucede con los remedios caseros?
Una de las cosas más importantes que debemos tener en cuenta es no aplicar remedios caseros a las quemaduras, ni recién producidas, ni durante el proceso de curación.
Hay que evitar aplicar remedios caseros (pasta de dientes, vinagre, etc.) ni tampoco emplear cremas que desconozcamos su indicación, ya que pueden interferir en el proceso de valoración de la quemadura o incluso en su cicatrización.
¿Cómo evaluamos la profundidad de la quemadura?
Si nos hemos quemado, es importante conocer qué tipo de lesión tenemos, es decir, evaluar la profundidad de la quemadura, podríamos estar frente a una quemadura de primer, segundo o de tercer grado.
Según su profundidad existen quemaduras de:
- 1er grado o quemaduras epidérmicas, son las que afectan a la parte más superficial de la piel, la epidermis. El aspecto de la misma es rojo, pero no se forman ampollas. Ejemplo: quemadura solar.
- 2do grado se dividen en:
- IIA o quemaduras dérmico-superficiales: son las que afectan a la epidermis y parcialmente a la dermis. Producen ampollas llenas de líquido, que al retirarlas, tienen un color rojo intenso. Ejemplo: quemadura por escaldadura por agua caliente.
- IIB o quemaduras dérmico-profundas: afectan a mayor espesor de la dermis. Si tienen ampollas, éstas apenas tienen líquido, y el color por debajo es blanquecino. Ejemplo: quemadura con aceite hirviendo.
- 3er grado o quemaduras dérmicas totales, son las que afectan a toda la dermis, y el aspecto es sin ampollas, y con color grisáceo. Ejemplo: quemadura por fuego.
- Existe un cuarto grado o subdérmicas, son las que afectan a estructuras más profundas y el aspecto suele ser carbonáceo. Ejemplo: quemaduras eléctricas de alto voltaje.
A partir del grado IIB, todas las quemaduras requieren atención hospitalaria especializada. Las quemaduras grado IIA lo requerirán si la superficie es importante o si la evolución no es favorable.
¿Cómo ha de ser el proceso de curación?
Una quemadura de primer grado cura en 2-3 días y suelen curarse sin dejar cicatriz.
Una quemadura de segundo grado IIA, por definición, se cura en menos de 3 semanas. Si no hay complicaciones, entre 10-14 días, y pueden dejar cierta alteración en la coloración de la piel.
¿Cómo debemos tratarla para que evolucione de forma favorable?
Las quemaduras de grado IIA, por regla general, se tratan con una cura con gasa vaselinada para que no se pegue a la herida o apósito hidrocoloide. Una vez tratada, no debemos levantar esa cura con mucha frecuencia para permitir así que vaya cicatrizando. Lo ideal es hacerlo cada 3-5 días. Tampoco debe mojarse el vendaje para permitir las condiciones óptimas de curación.
La mayor parte de las personas que han sufrido quemaduras son tratados de forma ambulatoria. Esto va a depender de la profundidad, extensión, localización de la quemadura y el agente, además de las condiciones particulares de cada individuo.
Por su parte, las quemaduras más profundas requieren supervisión por el médico especialista, es decir, por un especialista en cirugía plástica.
¿Qué podemos hacer para que esa herida no deje marcas en la piel?
Una vez cicatrizada la quemadura, los mejores aliados para una evolución favorable de la cicatriz son:
- Hidratación abundante
- Masajes
- Protección solar
No existen cremas "milagrosas" que hagan desaparecer las cicatrices. Lo ideal es realizar hidratación adecuada, con masajes suaves y fotoprotección.
Hay algunos productos específicos (geles de silicona y otros), que pueden mejorar levemente o acelerar el proceso de maduración de las cicatrices, pero que no hacen que “desaparezcan”. Si una cicatriz tarda mucho en curar, supura o deja marca muy profunda debe ser valorada por el especialista.